¡QUÉ COSAS PASAN EN RUIDERA!
Serían mediados los años de la década de los cincuenta del pasado
siglo cuando un niño, de nombre Salvador, se puso a pescar en la laguna del Rey
(lagunas de Ruidera), cerca de las compuertas de la central eléctrica de San
Alberto. Por entonces, en aquella pedanía de Argamasilla, sus habitantes
malvivían en un régimen de subsistencia; y un par de tencas o calandinos podían
marcar la diferencia entre cenar o tener que acostarse masticando tan sólo un
mendrugo de pan.
El pequeño Salvador, atento como estaba a su hilo de pescar, se
sobresaltó cuando escucho que alguien a su espalda le daba los buenos días
inquiriéndole a continuación el permiso de pesca y su documentación. Se trataba
de un cabo de la Guardia Civil. El muchacho, asustado y mudo de pavor ante tan
coercitiva presencia, sólo pudo ofrecer como respuesta el abundante fluir de
sus infantiles lágrimas, emblema exacto del miedo que albergaba su corazón.
La pareja lo condujo hasta las oficinas de la central hidroeléctrica y
lo dejaron en la puerta con una orden tajante: «¡Espera aquí!». Un par de horas
después, atestado por medio con presencia y firma de la paterna autoridad,
aquel niño volvió a su hogar.
Hoy, setenta años después, Salvador es un jubilado que intenta
completar su exigua pensión solicitando de las autoridades gestoras del Parque
Natural que se le permita el aprovechamiento o recolección, para su consumo
personal, de frutos de las plantas inmediatas al cauce del Guadiana Alto
(lagunas de Ruidera), en concreto de algunas nueces del nogal existente en el
paraje de «El hundimiento», algunos higos de las higueras silvestres y ciertas
bayas comestibles de las que abundan allí. Y todo ello en base a considerar la
condición de dominio público del citado lugar.
Por estas cosas, el antaño niño, hoy ya más que maduro vecino de la
localidad, continúa sufriendo por parte de las autoridades competentes requerimientos
de papeles y permisos que justifiquen el «expolio» de unos higos y unas nueces
que sólo vienen a servir como postre de aquellas frugales cenas que Salvador
puede hacer.
¡Dios mío, qué cosas pasan en Ruidera! Cabría escribir, al igual que
hace setenta años un humanitario juez pudo expresar.
Pero aún pasan más cosas en Ruidera en lo que se refiere a Salvador.
Bueno, a Salvador y a tantas cosas más…
Y como muestra valga un botón; ciertas lindezas publicadas en
internet, página del foro social de Ruidera, por un asqueroso, cobarde y
anónimo individuo oculto tras el seudónimo de «torrente4»:
«Hola chavalesss… q tal soy torrente, vaya
noticion q me ha llegado, si si noticion, según me comunican un pajarraco sin
escrupulos a escrito un libro en contra del pueblo de Ruidera y del parque
natural, que clase de judas es este individuo, este tio no se merece vivir en
este pueblo, hay que desterrarlo, mandarlo aunque sea al infierno, de que va este
pollo por la vida, que es lo que quiere, hundirnos mas que estamos, vaya con salvatierra…»
Comentarios literales entre los que además de la calumnia y la mala leche
concentrada, resulta destacable el «elevadísimo» nivel cultural y el cuidado
estilo caligráfico del personaje en cuestión.
O éste firmado por otro cultivado y similar personaje al que hace
mérito su seudónimo en cuestión; «toallitaswc»:
«a este tio ay ke echarlo a la mierda del
pueblo, xq si esto es kerer a su pueblo que venga dios y lo vea».
Y todo ello porque este hombre, Salvador, ha tenido a gala durante todos estos años manifestar
y publicar sus opiniones personales sobre la nefasta gestión que ha adornado y
sigue adornando la «peculiar historia» del
parque natural.
¡Dios mío, qué cosas pasaban, y qué cosas pasan en Ruidera! Todo un
ejemplo de las libertades individuales y democráticas que se pueden defender y
vivir en tan idílico lugar.
Y luego dirán que estamos en pleno siglo XXI…
¡Ya, ya, pues atrévanse a dar una vuelta por Ruidera y cuestionen
abiertamente la nefasta actuación de autoridades, propietarios, terratenientes,
caciques y otras joyas del lugar… Ya verán, ya, donde queda el respeto a sus derechos democráticos y su supuesta libertad
de expresión individual…!
Mariano Velasco Lizcano
Doctor en Ciencias Políticas
Presidente de ADEPHI Y AEDA 23
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