Reseña de Mariano Velasco
Vine al mundo en Alcázar de San Juan, el año en que los soviéticos acabaron con el alzamiento popular en Hungría, y en el mes en que se inauguraron los Juegos Olímpicos de Melbourne, los primeros de la historia que se celebraban en el hemisferio sur. Sin duda, en este lugar de la Mancha, en vez del calor que reinaría allí, haría mucho más frío y quizá lloviera y tronara para hacer honor a Santa Bárbara, patrona que se corresponde con el día que nací. La verdad, no fue un mal año.
Pero, desde luego, debieron de pasar muchas lluvias y muchos fríos hasta que sintiera esa llamada que me permitió escribir algo razonable por primera vez. Porque, la verdad, en aquel entonces, lo que yo quería escribir eran novelas y cuentos, y en el intento, lo que son las cosas, varios de ellos merecieron el reconocimiento de algún galardón. Y así paso el tiempo, hasta que un buen día desperté al estudio y al conocimiento social y ecológico de mi tierra, lo que durante muchos años me llevó directo hasta el mundo de la investigación. Como correlato llegó, aunque tardíamente, la Universidad, la licenciatura, y la tesis doctoral que alcanzó el primer premio de investigación a tesis doctorales del Consejo Económico y Social de Castilla La Mancha, año 2002.
Y así siguieron las cosas, escribiendo diariamente, a todas las horas y en todos los huecos que me permitían mis haceres. De modo que al final, mi obra ha ido creciendo, y mi deseo se ha ido colmando. Porque a pesar de todos los pesares, en realidad, lo único que yo quería y sigo queriendo, es escribir. Y esto es algo que he logrado ampliamente.
De modo que así hemos llegado hasta hoy ¡Aquí estamos! Sabiéndome un hombre dolido y precario, un hombre que lleva heridas en su interior desde el principio mismo. Quizá por eso estoy pasando toda mi vida adulta vertiendo palabras como sangre en el papel. Porque ya no encuentro otras recompensas. Así que escribo porque estas letras me sirven como muletas para mantenerme erguido y poder moverme por el mundo. Y ahora, cuando ya me aproximo a esa etapa en la que veré peor, oiré con más dificultad, seré más torpe y olvidadizo, ahora es cuando cobra todo su sentido esta pasión de escribir. Por lo menos, así es en lo más profundo de mi corazón.