Estimado Mariano,
Esta tarde acabé "Colores y silencios". Genial. Lo
esperaba más denso y afortunadamente está lleno de luz y colores (¡claro,
colores!). Cambiantes colores. Ha sido realmente divertido y grato de leer. Los
cortos capítulos lo hacen rápido y ágil. El lenguaje sencillo y directo no
mitifica ni la época ni el medio ni las anécdotas, que resultan realistas y
claras. Me ha gustado realmente. Me he divertido con vuestras gamberradas
inocentes, con lo que os salía mal y los abundantes “cacharrazos” que os
llevabais. Desde luego algunos episodios tristes o injustos tienen otro tono y
precipitan otros sentimientos, la violencia desmedida y gratuita, por ejemplo,
los anhelos y las frustraciones… Has conseguido transportarme a aquellas calles
embarradas, a aquellos días duros y largos, a aquellas jornadas de campo y
pueblo. Y creo que ahora valoro más lo que tengo o he tenido... De una forma u
otra has logrado que sienta tus fríos, tus miedos, tus incertidumbres… ¡de una
época tan lejana a la mía! Me ha encantado esa tierna humildad infantil que
hacía una trastada y reconocía cuándo se le iba de las manos. Esa infancia que
perpetraba travesuras para divertirse, pero nunca para mofarse del diferente ni
discriminarle. Creo entrever en esa pandilla de amigos un espíritu de aventura
sana, donde cabían individuos bien diferentes unidos por la lealtad de los
pocos años, inquebrantable. En fin, una entrañable colección de anécdotas
irrepetible, como una novela de iniciación o aprendizaje, pero totalmente real,
con la que sí creo que has logrado tu propósito: testimoniar una época. Tu
época, que es tu vida.
Gracias por compartirla.
Un abrazo,
Héctor Campos
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