EL NARCISISMO DE FACEBOOK - Momentos para discrepar

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lunes, 7 de enero de 2019

EL NARCISISMO DE FACEBOOK

Facebook
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Leía estos días pasados un brillante análisis sobre el uso de Facebook que en lo fundamental venía a destacar la idea de que su éxito se basa en la política narcisista de centrarse en uno mismo, antes que en historias sobre el bien común o las ideas. Es decir, Facebook debería gran parte de su éxito al hecho de haberse convertido en el espejo en el que cada uno se mira para preguntarse aquello de "quien es el más bello del reino". Satisface, pues, plenamente aquella parte del complejo narcisista que, en mayor o menor grado, solemos llevar dentro.
Pero esto, evidentemente, tiene sus consecuencias de cara al conjunto social. Porque al interesarse los sujetos por su "yo" mismo, prolongan su propia identificación solo con aquellos otros individuos que piensan/actúan de modo similar a él, desdeñando todo lo demás. Es decir, Facebook, crea identidades grupales que imposibilitan o dificultan mucho el debate razonado. La idea de política, o de hacer política cambia así de forma y sentido, identificando al grupo/movimiento como la forma adecuada de expresar el compromiso político: es lo que viene a denominarse como política movimental o política de los movimientos sociales.
Asistimos a un intento de desmembración de la que conocemos como política institucional, obviando con ello el hecho de que la convivencia institucional obliga a tratar con personas y grupos que piensan distinto, y por lo tanto posibilita el consenso sobre temas de gran importancia nacional y/o social debatidos en un marco respetuoso y ético. De ahí, precisamente, que esos narcisistas grupos o movimientos denostan con la furibunda agresividad de todas sus iras el concepto institucional de lo "políticamente correcto".
Porque esos sujetos/grupos/movimientos que parece que tan bien nos sientan, en realidad no van a ninguna parte, salvo al objetivo de crear estruendo con los aldabonazos de su propio ego. Son radicales identitarios que consideran sus posicionamientos como derechos inviolables. Para ellos, sus oponentes no son otra cosa sino abominaciones morales y/o patrióticas.
Facebook
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Facebook contribuye así, al menos en gran parte, a destruir el concepto de ciudadanía común; un concepto que urge recuperar. Porque es el sustrato o amalgama con el que está trabada nuestra constitución: la idea política de que es la ciudadanía la savia que nos une en un Estado social, democrático y de derecho; que son los ciudadanos el objeto de sus cuitas; que es el conjunto social de los ciudadanos el que posibilita esa gran nación que es España.
La ciudadanía tiene que volver a ocupar su puesto en el ámbito de la política; ha de tener prioridad frente al grupo o a la identidad personal. Mediante la ciudadanía las personas nos identificamos unas con otras, aunque pensemos diferente, porque es el concepto de ciudadanía, precisamente, el que nos permite hablar en un marco legal de derechos y deberes en lugar de pelearnos y odiarnos al compás de apologéticos discursos patrióticos.
Porque hoy las sociedades democráticas parecen haber sido tomadas por un lenguaje que incide en las diferencias: nacionales, étnicas, religiosas, políticas o de género. La identidad, con el apoyo de Facebook y el de las restantes redes sociales, se está convirtiendo en el nuevo estilo de hacer política basado en la exclusión del otro. Constituyen grupos sociales unidos por su resentimiento común contra el enemigo que execran; bloquean así cualquier posibilidad de deliberación pública.
Frente a ello solo cabe oponer la acción opuesta de grupos de ciudadanos dispuestos a comprometerse por el bien común al margen de sus diferencias étnicas, religiosas o ideológicas. Hombres y mujeres que sintiéndose miembros de la comunidad ciudadana sean capaces de actuar sobre los problemas concretos en primer lugar, y siempre por delante de sentimientos o conceptos. Y hacerlo, además, en una esfera pública de buenos modales para mantener su país unido frente a tanta adversidad. Para eso, también, puede y debe servir Facebook junto al resto de las redes sociales.

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