Mi amigo, Héctor Campos, acaba de crear una web: laslagunasderuidera.net; “hijas de ruidera” la titula, y pretende conseguir con ella como una mirada crítica y libre a un parque natural maltratado.
No es la primera vez. Héctor ya ha mantenido otras páginas y blogs en el tiempo con el fondo de Ruidera y/o el medio ambiente manchego como tema de reflexión.
Perfil en planta barrera tobacea Laguna Santos Morcillo |
Le pasó lo que a mí, que se cansó de luchar y de soportar ataques e improperios, y lo dejó. Pero después, de manera similar a lo que a mí mismo me ocurrió, volvió. ¡Siempre volvemos! ¿Por qué?
Él mismo me lo explicaba hace unos días en un correo particular, del que, quizá abusando de su confianza, quisiera trasladar y hacer públicas algunas de sus razones.
Pero antes de ello debería expresar quién es Héctor Campos, y cuál es su valía y legitimidad para que debamos de tomar muy en serio su trabajo y dedicación. Porque cuando escribo de él, estoy hablando de un hombre joven en edad, pero tan maduro en ideas y actividad, que parece como si su personalidad se desdoblase: al hablar con él, o mejor, al leerlo o contemplar sus fotografías, si no se le conoce previamente, cualquiera pensaría, sin duda, en alguien mucho mayor: tal es su serenidad y experiencia.
Ni gusto estético, ni ordenación urbana |
Porque Héctor es un impresionante fotógrafo, además de escritor de valía, periodista, redactor, virtuoso de la gramática, y no sé cuántas cosas más. Pero sobre todo ello, Héctor es un alma sensible, altruista y bondadosa, que sufre con la injusticia en el mundo, sea social o ecológica.
Su relación con Ruidera viene desde la niñez. Allí pasaba los veranos en una pequeña vivienda familiar; de modo que no hay camino, trocha, vereda, lugar, en suma, que haya escapado de su atención. Así, de esta forma, amó y ama Ruidera; con una plenitud inusual. Aunque también la sufre.
La sufre cuando ve tanto absurdo y atropello pulular por aquellos predios. Y es entonces, en esos momentos de duda y bajón, cuando puede llegar a pensar esas razones para volver a escribir una nueva página como laslagunasderuidera.net: “hijas de ruidera”; con esas premeditadas minúsculas tan provocadoras:
“Sé que nuestro sino es decir lo que creemos injusto. Por eso, tarde o temprano, volvemos al asunto. Y aquí es adonde quería llegar: navegando por Internet buscando un dato sobre Ruidera, me encontré con docenas de páginas con fotografías preciosísimas, palabras maravillosas y blogs en donde todo es un sueño perfecto. Pero el colmo fue cuando entré en una página en la que, cuando un lector se lamentaba de la pérdida de la Laguna Taza, el responsable negaba que dicha laguna jamás hubiera existido. Mi asombro fue mayúsculo (y mi enfado). Y más páginas que usan el nombre del Parque Natural y el de Ruidera y sus lagunas para mostrar que son maravillosas, en realidad tienen detrás un hotel, una casa rural, un restaurante… Un comercio, vamos. Es decir: todo está adulterado, dulcificado, manipulado… Todo es un inmenso monopolio en el que nadie se atreve a decir nada “fuera de lugar”. Y me pareció injusto. Por eso se me ocurrió crear una página en la que exponer los problemas de Ruidera de forma ordenada y reposada. Una mirada crítica y libre al Parque Natural y su historia”.
Sí, esas eran sus razones, y de ellas ha surgido esta nueva página: crítica, mordaz, imparcial y veraz. Con todo el amor del mundo hacia Ruidera tras su autor. Y también con dolor; con mucho dolor al tener que escribirla.
Espero y deseo que alcance una amplia difusión. Héctor se lo merece; y Ruidera, también.
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