Me gusta el racionalismo; por tanto, procuro mantener una ética y unos valores racionalistas. Y qué significa esto: pues en lo fundamental que trato de desvincular mi vida de todo tipo de referencia a cualquier deidad; aunque no siempre lo consigo, esa es la verdad, pues pesa demasiado aquello que me inculcaron en la niñez, aquella visión del catolicismo nacional de los años sesenta que tanto condicionó a toda mi generación.
Pese a todo ello, realizo un esfuerzo diario por entender la vida a través de mis emociones: la simpatía entre los humanos, la empatía, el afligimiento por aquellos que padecen circunstancias penosas o degradantes, el dolor por el sufrimiento de la infancia… Y no es nada fácil desvincular la vida de costumbres ancestrales, para tratar de verla a través de la razón. Porque si bien, en tiempos de laicismo, liberarnos de un Dios que nos ordenaba hacer su santa voluntad, es algo relativamente fácil, lo cierto y verdad es que las nuevas tecnologías están propiciando que caigamos en manos de múltiples “diosecillos” tan solo por su populismo, demagogia y falta de vergüenza, ética y profesionalidad.
Porque hoy parece que nos vale cualquier “cantamañanas” con tal de que nos diga aquello que queremos oír, para que aplaudamos y apoyemos su miserable pensamiento, por muy vacío que se encuentre, sin que nos importe lo más mínimo su falta de estructura filosófica, su incoherencia, o su desvergüenza y sinrazón.
Por ello, quizá sea tiempo de volver a valorar a nuestro propio “yo”; se trataría de buscar en nuestro interior para tratar de encontrarnos a nosotros mismos en lugar de que otros nos digan cómo debemos ser, o qué es lo que tenemos que hacer.
Y ello no el algo excesivamente difícil; todo lo contrario, es algo tan sencillo que con solo un poco de práctica durante unos días, el cambio conseguido puede ser excepcional.
Veamos algunas de las claves de esta forma racional de hacer y de pensar.
La primera cuestión siempre consistirá en examinar profundamente nuestras propias impresiones ¿Lo que está ocurriendo es algo que está bajo mi control, o no? Porque nada puedo hacer por modificar o cambiar lo que no está bajo mi control. Por tanto, no debo permitir que influya sobre mí, y mucho menos que me domine total o parcialmente. En cambio, si lo que ocurre está bajo mi control, entonces sí, entonces habrá que disponer qué hacer, y ponernos a ello inmediatamente.
Otra cosa importante que tenemos que recordar, sobre todo cuando nos aflijan males o tristezas, es que en este mundo todas las cosas son fugaces; por tanto, todas las cosas que amamos y nos asusta que algún día desaparezcan, en verdad que ciertamente, algún día desaparecerán inevitablemente. Se trata de aprovechar intensamente aquellos momentos que las tenemos y las disfrutamos, y no amargarnos en pensar lo poco que han durado o lo pronto que se van a acabar.
Y ya por hoy, no me extenderé mucho más, pues pienso que ya he expuesto suficientes conceptos sobre los que meditar. Tan solo añadir algo sobre la ancestral costumbre humana de hacer planes: se pueden planear las cosas, pero los acontecimientos no siempre se corresponderán con dichos planes, y en muchos casos se resolverán de una forma que no deseamos. Algunas veces las cosas no nos van a ir bien, aunque hagamos todo lo posible. De modo que no confundamos nuestras aspiraciones con cómo actúa el Universo. Porque ya saben aquello de que cuando creemos conocer todas las respuestas, llega el Universo y nos cambia las preguntas.
Estoy totalmente de acuerdo con tus reflexiones, ideas expuestas muy claras, pero para la inmensa mayoria, sus ideas son que su equipo sea campeón de la liga o de lo que sea...montar en bici y presumir de que me he hecho tantos kms... de ver salvame, master chef, una masa borreguil de presumir ecologistas, de buenismo, de que perro más inteligente tengo, claro tu vas detras recogiendo los escrementos cuando si no te ve nadie no los recoges,...una sociedad invencil, que no se entera de que son inveciles....me caliento no sigo..
ResponderEliminarSaludos. j bermejo