EL CONFORT DE LA FRUSTRACIÓN - Momentos para discrepar

Lo último:

Anuncios adaptables aquí (0)

Anuncios adaptables aquí (1)

miércoles, 11 de mayo de 2022

EL CONFORT DE LA FRUSTRACIÓN

 

Epicteto


A veces me pregunto, me sigo preguntando, por qué sigo escribiendo pese a la decepción de no haber conseguido jamás un asiduo público lector. Supongo que lo hago para expresar aquello que siento, o bien aquello que aprendí por aquí y por allá. También porque me gusta hacerlo; y quizá, porque a base de sentirme frustrado llegué a considerar como mi propia zona de confort esa especie de melancolía-frustración que me producía la evidencia de la realidad.
Afortunadamente (y curiosamente) fue el tiempo del confinamiento el que me llevó a conocer otras formas de pensar que, de alguna manera, vinieron a trastocar mi habitual forma de ser. Por ejemplo, esas nuevas lecturas me hicieron comprender que no dependía de mí si gustaría o se leería mi próximo libro; si el público aceptaría su contenido, o si por el contrario suscitaría rechazo o aversión. Lo que si dependía de mí eran mis propios juicios sobre ello, su concordancia con mis valores, y las decisiones que debería tomar sobre si actuar o no actuar. En definitiva, lo que yo tenía que hacer, si es que estaba contento con mi trabajo, era estar preparado para aceptar cualquier resultado con ecuanimidad.
Y esas formas de pensar las pude recuperar repasando aquellas lecturas de los clásicos estoicos griegos y latinos, y descubriendo con ello las nuevas corrientes del “estoicismo moderno”.
Dicho así, en los tiempos del posmodernismo, esto puede parecer una excentricidad o una arrogancia, cuando en realidad solo supone una práctica de vida altamente viable y perfectamente adaptada a nuestra época actual.
Sin embargo, es algo muy común que todos aquellos que persiguen o practican alguna forma de esta filosofía eviten hablar de ello ¿Acaso es una vergüenza cultivar este pensamiento? Pues, ciertamente que no; lo que sí resulta difícil es explicar estas creencias a todos aquellos que no saben de qué van, y sobre todo a aquellos que solo consideran válido el mundo material, y consideran ingenuo y desfasado cualquier otra forma de pensar.
El estoicismo moderno, esto es, aquellos clásicos principios filosóficos adaptados a los modos de hacer y pensar de la sociedad actual, no es algo esnob propio de algunos “iluminados”. Tan solo significa conocimiento y lógica racional para entender la vida y ser capaces de vivirla algo mejor. Pretende, por ejemplo, insistir en que la mayor parte de nuestra infelicidad proviene del hecho de pretender controlar lo que no está bajo nuestro control, sin que sepamos actuar sobre aquello que si lo está. Y lo que está bajo nuestro control es lo que creemos, lo que deseamos u odiamos, aquello hacia lo que nos dirigimos o evitamos. Todo lo demás es ajeno a nuestro control.
Y para ser conscientes de esa realidad se necesita algo de sabiduría, un sentido de justicia, cierto coraje y mucha tolerancia y moderación. Eso es el estoicismo moderno ¿Una excentricidad?... ¡Ciertamente que no! Es algo que se practica y se hace como llamada de atención a nuestras acciones para vivir con altruismo y dignidad. También es un regalo, no solo para tratar de mejorarnos a nosotros mismos, sino para poder revertirlo a la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar...

Anuncios adaptables aquí (2)