MORIR EN COCHINCHINA - Momentos para discrepar

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lunes, 1 de abril de 2024

MORIR EN COCHINCHINA

 

 


Esta novela pretende recuperar hechos históricos en gran parte desconocidos para el común de los españoles. Porque pocos conocen —salvo historiadores, pedagogos e interesados especialmente— que nuestras tropas lucharon con honor en el reino de Annam (hoy Vietnam) en colaboración con las francesas durante un periodo de seis años (1858-1863) con el único fin de defender el derecho misionero a predicar el cristianismo en aquellas tierras; un fin harto diferente al de Francia que, con la misma excusa, logró consolidar su primera colonia en el Sudeste asiático (Cochinchina), que años después ampliaría hasta conformar la inmensa Indochina colonial francesa.
España nunca buscó ampliar ningún nuevo territorio en aquella zona, pero su honor militar la hizo ser fiel a los compromisos adquiridos, y peleó con honor y gloria regando de sangre española el suelo annamita. La expedición sufrió lo indecible no solo por las campañas bélicas, sino también por las lacerantes condiciones climáticas y sanitarias y por el menosprecio que sus soldados sufrieron constantemente por parte de sus supuestos aliados franceses. Sin embargo, lo dieron todo: su sangre y su vida. Su regreso a la Patria, en Filipinas, estuvo rodeado del más absoluto silencio; un silencio al que seguiría tiempo después, el mayor de los olvidos y el menosprecio del deshonor.

 * * * 

En Filipinas, la derrota de Cavite, con el resultado final de la destrucción y hundimiento de la flota española, más la capitulación de Manila ante las tropas estadounidenses, supuso el final del mando y posesión español en el archipiélago filipino. Unos acontecimientos que la historiografía ha incluido siempre bajo el paraguas de lo que se conoce como el “Desastre del 98”, una interpretación histórica de los hechos que ha perdurado sin discusión hasta nuestros días. Pero en la actualidad, una nueva corriente historiográfica ha venido a rebatir lo que se consideraba como hechos incuestionables para “redefinir” aquel tempus como la “Traición del 98”. Historiadores como Federico Santaella y algunos otros, apoyados en pruebas documentales de solvencia indiscutible, han venido a asentar la moderna teoría de que en realidad la corta guerra contra los Estados Unidos de América no fue otra cosa sino una guerra pactada que debería litigarse con la intención de salvar el honor patrio español, minimizando las pérdidas humanas y materiales, y posibilitando la venta de Puerto Rico, Cuba y Filipinas a los Estados Unidos, que pasarían a ser los legítimos propietarios de las antiguas provincias y territorios españoles de ultramar. Algo que se ratificó en el convenio de París, donde dichas tierras se venderían a los americanos por un monto de veinte millones de dólares.
Esta novela, en su apartado final, ha seguido esta nueva corriente historiográfica, sin que ello signifique la total aquiescencia del autor con la misma. Simplemente se ha considerado que esta nueva interpretación histórica es poco conocida, y, por tanto, implementarla en la novela, además de contribuir a su mayor difusión y conocimiento, enriquece notablemente la trama de la misma. Sin más literaturas.

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