¡POLÍTICOS! - Momentos para discrepar

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martes, 21 de mayo de 2019

¡POLÍTICOS!

Escribía el literato Azorín al referirse a los políticos: "No hay cosa más abyecta que un político; un político es un hombre que se mueve mecánicamente, que pronuncia inconscientemente discursos, que hace promesas sin saber que las hace, que echa de menos a personas a quienes no conoce, que sonríe, sonríe siempre con una estúpida sonrisa automática". Lo que nos viene a demostrar que el recelo y la falta de credibilidad de los políticos no es algo nuevo, sino algo anclado en el tiempo que aflora a la superficie social a poco que exista la menor posibilidad.
CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL
Crisis económica mundial
Y ante ello cabría preguntarse el porqué, cuál es la razón que hace generar ese descrédito general sobre la clase política sea cual sea su filiación: "Al final, todos son igual" —venimos a decir con demasiada asiduidad.
Lo cierto es que vivimos en un mundo cambiante, demasiado cambiante diría yo. Los avances se suceden con enorme rapidez y posibilitan que las cosas se conozcan con inusitada velocidad, aunque en muchos de los casos el conocimiento que se transmite sea inverosímil y falto de contrastar. Lo que llega a producir enormes tergiversaciones que pueden conducir a la percepción de una visión muy distorsionada de cuál es la realidad. Es el mundo de las fake news; es decir, el mundo de la mentira o de las falsas verdades; verdades a medias que son las más difíciles de refutar. Y así los consensos políticos alcanzados en anteriores momentos políticos pueden llegar a saltar por los aires: políticas fiscales, monetarias, financieras; instituciones públicas, constituciones… todo puede verse cuestionado y destruido con la mayor facilidad; eso es cierto.
Pero también es cierto que los imparables cambios han generado también nuevas situaciones objetivas: la globalización de la economía y la liberalización financiera, con sus secuelas de competencia exterior, falta de raíces, inmigración; en definitiva, un mundo más inestable, con más desigualdades, menos poder político y por tanto más propenso a los radicalismos. Si a ello se añaden crisis económicas de ámbito mundial, como la ocurrida en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers, con sus secuelas de desempleo, marginación y desigualdad, el caldo de cultivo está abonado para el resurgir de una serie de movimientos ajenos a las corrientes y consensos políticos mayoritarios desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Son los populismos que exageran su discurso simplificando la realidad política y social, y volcando su interés en la exaltación de los viejos mitos históricos, la desconfianza en el desigual, exaltando la fuerza, el poder, la gloria, la Nación en esencia que debe defenderse —¡No sabemos de qué!— incluso con la guerra como contexto final.
No son nuevos esos populismos; pero son más radicales y peligrosos; eso sí. Y si en el pasado, ante la exaltación de un nacionalismo castellano hasta derivar en el nacionalismo español, hombres de letras llegaron a decir que "no hay cosa más abyecta que un político" ¿qué podríamos decir hoy ante la proliferación de otros nacionalismos además del español, como el vasco y catalán? ¿Qué podríamos decir que no se haya dicho ya?
Pues sobre todo que un político es un hombre que miente, que dice cosas que sabe que no va a cumplir, y que eso le importa un bledo, además. Porque lo que le importa a un político en realidad es el poder, el poder que emana de su cargo y desde luego lo bien remunerado que esté ¡Esa es la realidad! Lo fue en el ayer, y lo sigue siendo en la actualidad… Y lo demás son "gaitas"… ¡Venga ya!

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