MANCHA HÚMEDA (III) - LAGUNA DEL SALICOR - Momentos para discrepar

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lunes, 2 de diciembre de 2019

MANCHA HÚMEDA (III) - LAGUNA DEL SALICOR

La última vez que la visité fue en una mañana soleada y fría. Los campos se encontraban desiertos y sobre las suaves colinas se perfilaban las ruinosas siluetas de los antiguos molinos: caminaba en compañía de unos amigos pensando llegar hasta la laguna del Salicor.
MANCHA HÚMEDA (III) - LAGUNA DEL SALICOR
Hay que decir que la laguna del Salicor se encuentra situada entre los términos municipales de Alcázar de San Juan y Campo de Criptana, a unos siete kilómetros al Noroeste de ésta última población, justo al límite de su término municipal. Es una laguna esteparia, endorreica, estacional, hipersalina, y tiene una extensión de unas cuarenta y siete hectáreas, con un perímetro bastante regular, y una longitud y anchura máximas de mil cien y ochocientos metros, respectivamente. Su carácter estacional hace que solo permanezca encharcada en las épocas de abundantes lluvias.
Marrones y verdes nacientes siembras se alternan en los campos, al fondo alguna mancha del antiguo monte bajo mediterráneo; al pairo, el insultante tubo de hormigón que hoy hace las veces de brocal del pozo de Sevilla, agua somera y abrevadero junto al camino.
La marcha que imponen los caminantes implica un buen ritmo; comienzo a quedarme atrás con la excusa de tomar unas notas y fotografiar los paisajes. Caminos; caminos pesados y polvorientos, caminos que a todas partes llegan y a ningún lado conducen ¿por qué me producen tanta melancolía y frustración? Y mi mente se pierde de nuevo volviendo a aquel austero pasado que pervive en mi mente y en mi corazón…
MANCHA HÚMEDA (III) - LAGUNA DEL SALICOR
Éramos unos auténticos zarrapastrosos, siempre en la calle como si fuera la prolongación natural de nuestro propio hogar. Nos asábamos en los veranos, y nos moríamos de frío en los inviernos, las calles llenas de polvo y barro, según fuera una u otra estación. Y allí inventábamos y maquinábamos qué hacer, casi siempre nada bueno en realidad. Porque en aquel tiempo de silencio, respeto temeroso, y opresiva autoridad, todo lo aprendíamos en la calle. Y lo aprendíamos de la forma más ruin y grosera. Aún me ruborizo al recordar las cosas que hacíamos. Y hacíamos de todo, desde robar en los cepillos de la iglesia, hasta preparar trampas con botes llenos de excrementos que colocábamos sobre las rejas de las ventanas con un hilo sedal ¡Menuda rociada se llevaba el pobrecillo que acertaba a pasar! Qué tiempos, Dios, cuanta incultura, miseria y necesidad.
Casa Sabino, antigua majada, unas plantaciones de pinos y al fondo la laguna del Salicor. Algunos olivos al fondo, pétreas crestas bordeándola, blancos y salitrosos suelos. La inmensa llanura dificulta la escorrentía, haciendo que las aguas vayan a estancarse al centro de la depresión. La laguna se colmata así, con las primeras lluvias del otoño, potente y maravillosa; aguas que irán disolviendo los minerales depositados en el fondo de la cubeta elevando su grado de salinidad. Con ello renace una riquísima microfauna: comunidades bacterianas de orígenes remotos y minúsculos crustáceos. Después, con la llegada de la primavera, el fondo se llenará de algas, mientras en los bordes, los salicores comenzaran a crecer: aquellos que nuestros ancestros quemaban en las orillas para obtener la sosa comercial, materia prima del jabón. Más en las afueras del fondo lagunar encontraremos el almarjal, con la sosa fina como especie dominante. Y en todo el perímetro lagunar, las matas de esparto y albardín. En otros tiempos, la recolección del esparto era una fuente económica de primera magnitud.
MANCHA HÚMEDA (III) - LAGUNA DEL SALICOR
Será con la llegada del verano cuando se inicie un rápido proceso de evaporación que provocará una precipitación de los minerales disueltos: carbonatos, sulfatos y sales que dejarán la costra blanca que caracterizará al humedal durante el tórrido estío. Como paradoja de esa especie de desertificación, la vida permanecerá latente bajo la sal hasta que las primeras lluvias del siguiente otoño reanuden el ciclo biológico que ha venido perpetuándose desde la más remota antigüedad ¿Se comprende mejor el porqué de la singularidad de estos saladares de la Mancha húmeda? ¿Puede dudarse, acaso, de la necesidad de su salvaguarda y protección?
Pero es que, además, y por si no fuera suficiente los singulares procesos físico-químicos que se desarrollan en el humedal, la laguna de Salicor tiene un valor faunístico excepcional: desde lugar de concentración de grullas en su paso migratorio, hasta importante refugio de diversas poblaciones de aves esteparias amenazadas, como la ganga común, el sisón, la avutarda, además de ánades, garcetas y porrones. En fin, su valor natural es indiscutible, y aunque se encuentra relativamente bien conservada, no por ello dejan de cernirse amenazas sobre ella, fundamentalmente, derivadas del impacto de las actividades agrícolas y de las zanjas de drenaje que se observan a su alrededor. Resultaría por ello necesario delimitar claramente el dominio público hidráulico, eliminar las zanjas, y adoptar medidas que aseguren la regeneración y conservación de la fauna y flora, además de controlar el uso de los caminos que bordean el espacio. Aunque se conformarán con lo que hay, proteger sobre el papel con esa declaración de Reserva Natural con la que ya cuenta, y se acabó. Porque ya se sabe; es que el papel lo soporta todo.
Llega la hora de regresar; me invade de nuevo la tristeza y la añoranza, y me pregunto por qué corremos tanto, por qué casi nunca tenemos tiempo para dejar las cosas que nos atosigan; ni un momento para encontrarnos con nosotros mismos… Alejarnos un rato de los problemas cotidianos saliendo a caminar es algo sencillo y beneficioso. Si además nos sirve para conocer, aprender e involucrarnos con el medio que nos rodea, el círculo se completa en su totalidad.
Unos ramos de limonium rozan mis pies, como floreros adornando este espartal. Tiempos lentos al son que marcan nuestros pasos. A veces, pienso que estas sensaciones que vivo son algo muy parecido a unos breves momentos de felicidad.
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