Reconozco considerarme lector de una época ya pasada; que las obras que suelo
admirar se corresponden más con los autores de posguerra española, y su
generación, que con los actuales. Lo que no me impide introducirme en la
lectura habitual de las corrientes del momento; generalmente con el ánimo de
conocer sus trabajos, sus técnicas literarias, y su profesional hacer.
Pero también es cierto que, al igual que tengo gran dificultad para calificar
de mala alguna de las obras de la pasada generación —digamos, una de cada
diez—, también lo tengo para calificar como buena alguna de las obras de la
actual generación —digamos, también, una de cada diez, aunque en sentido
contrario—. Y eso porque la mayoría tan solo me resultan pasables, válidas
para entretener un rato; pero poco más, nada que sobresalga de ellas, ningún
aporte al hecho identificativo de conformar una nueva generación. Y esta
opinión es totalmente independiente del éxito, o no, de ventas que tenga el
autor.
Sin embargo, la obra que hoy pretendo reseñar; esta sí que ha causado en mí
una honda impresión. Se trata de De reyes y bastardos, el primero de una trilogía centrada en el reinado de don Pedro I, el Cruel,
o el Justiciero, según fue nombrado en sucesivas secuencias históricas al
pairo de los oscuros vientos del interés. Escrita por Alfonso Solís, un
escritor de gran valor, sin duda, para la generación actual.
Alfonso Solís nació en Madrid; es licenciado en psicología, y desarrolla su
carrera profesional en el ámbito de los recursos humanos, operaciones y
compras. Es un gran amante de la novela histórica, género al que ha aportado
nueve títulos con diferentes temáticas: desde los imperios asirio y romano,
hasta la historia española medieval.
De Alfonso también conocemos que comenzó a escribir allá por el año 2007, y
que lo hizo por una cuestión de higiene mental: atrapado en la red del mundo
laboral estresante, llegó a la literatura como si fuera una dosis de
antidepresivo, pero en una forma de terapia mucho más natural.
Y así surgieron sus primeras obras. Después sobrevino un vacío de largos años,
hasta que, en 2019, la llamada de las letras, volvió. Esta vez para crear una
muy elaborada trilogía sobre el reinado de don Pedro I de Castilla, tan fiel y
respetuosa con la historia que, hasta el propio Ayuntamiento de Montiel, allá
donde acaeciera el magnicidio real, ha sabido honrar al autor nombrándole
pregonero de sus fiestas de 2022.
Actualmente trabaja en otra novela de corte medieval que encuentra su lapso
histórico entre los siglos XIV y XV de nuestra historia medieval.
De reyes y bastardos es, ante todo, una novela histórica escrita
con un perfil de historia novelada. Lo que le otorga un complemento añadido de
indudable valor: transmite lecciones de historia, tras cada página de la trama
que ha tejido el autor.
Su prosa es limpia y cuidada, hasta elegante, podría decir; y el manejo de la
ortografía absolutamente ejemplar. En resumen, y según mi opinión, estamos
ante una excelente novela fruto de un autor de la nueva generación. Un golpe
de suerte haber sabido elegir la lectura de esta obra en cuestión.
¿La novela tiene algún “pero”? ¿Algún hándicap que reseñar? Ninguno, en mi
opinión; una obra que se puede y se debe recomendar, sin duda alguna. Y que
así lo reconoce la propia opinión lectora, alcanzando una respuesta de más de
trescientas reseñas en el complejo mundo de una gran editorial como Amazon.
Reconozco, eso sí, que no es una novela de aventuras al uso, sino una novela,
cuyo pilar básico, como si fuera un personaje más de la trama, es la historia.
Lo que podría limitar el potencial de público lector, pues es un trabajo de
mejor perfil para esos lectores a los que les encanta la historia y que
califican la obra por aquello que de conocimiento histórico les aporta, además
de su entretenimiento lector. Aunque eso es algo que no parece que haya
ocurrido en la realidad, a juzgar por su éxito de ventas. Lo que sin duda dice
mucho sobre la actual calidad de los lectores que fijan en la novela histórica
su centro de atención.
En definitiva, una aportación importante para el bagaje literario que, de un
modo u otro, comienza a forjar esta nueva generación de escritores españoles.
Enhorabuena, Alfonso Solís, por tan estupendo trabajo. Mi más sincera
felicitación.
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