RUIDERA, PARAÍSO NATURAL - Momentos para discrepar

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martes, 29 de octubre de 2019

RUIDERA, PARAÍSO NATURAL

Era un vídeo precioso; el parque natural de las lagunas de Ruidera en todo su esplendor: las cascadas, el agua cristalina corriendo, el murmullo del agua, las barreras tobáceas, el valle con su monte bajo en derredor; un paraíso sin duda alguna que el vídeo reclamo invitaba a visitar.
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Incluía también unos esquemas gráficos de los procesos hidrogeológicos que hacían posible tal maravilla natural: la conformación y el funcionamiento del acuífero, las descargas hídricas al valle, los procesos de precipitación de carbonatos que dan origen a las represas tobáceas… En definitiva, un documental de carácter superior ¡Ganas daban de coger el coche y salir pitando para allá!
Porque, efectivamente, todo eso y más es el parque natural de Ruidera; una maravillosa concatenación de elementos y circunstancia ecológicas que posibilitan un paraíso acuático en mitad de un secarral. Algo, por tanto, digno de conservarse en su aspecto más prístino; precisamente el que resaltaba el documental.
Así que hasta ahí, todo bien, si no fuera porque ese, y el resto de documentales que se han hecho sobre el parque, solo exponen una parte de la verdad —que es lo mismo que decir que no presentan la verdad— al ocultar la otra cara de la moneda del parque natural.
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Y esa otra cara de la moneda pasa por exponer también las muchas agresiones que ha sufrido y sufre el parque como fruto de la más nefasta gestión medioambiental que se realiza en este país. Porque no hay ningún otro espacio natural en el que se haya permitido y se permitan las cosas que se hacen en Ruidera, empezando por permitir una entrada libre de vehículos y personas que puede llegar a censar más de ocho mil vehículos y treinta mil personas en determinados días punta, y todo ello agrupado en un espacio visitable de algo menos de veinte kilómetros cuadrados ¡Un disparate que no tiene parangón!
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Porque esa inmensa multitud pulula por el parque a sus anchas, pisoteando barreras travertínicas y reduciendo a polvo en un solo día lo que la naturaleza puede haber tardado más de doscientos años en hacer; esto es, un solo centímetro de toba. Eso por no hablar de la destrucción de restos arqueológicos, grabados en paredes lagunares, excavaciones furtivas, visitas incontroladas a elementos singulares. Y luego está ese nefando uso que hace la propiedad particular, edificando sin respetar márgenes públicos, vertiendo sus aguas residuales a fosas sépticas incontroladas, cuando no directamente a las lagunas, vallando sobre tobas y travertinos y perforándolas para tender escaleras de acceso a las lagunas directamente desde su propiedad, realizando tendidos eléctricos de alta tensión por encima de zonas de baño, promocionando una hostelería de masas que no solo es “cutre”, es que es una auténtica aberración. Y ya, por último, y me refiero a las todopoderosas eléctricas y Ayuntamientos, deseando deshacerse del patrimonio arqueológico industrial a base de promover su demolición.
Supongo que todo esto puede parecer una exageración, pero es tan solo una muestra de la punta del iceberg de lo que ocurre en Ruidera, donde las tramas caciquiles y los intereses creados han convertido el paraje en un espacio ingobernable donde prima todo, todo menos el interés conservacionista y medio ambiental.
Por eso me gustaría ver alguno de esos audiovisuales presentando toda la realidad y no tan solo la parte amable… Pero bueno, eso es algo que estoy seguro que no ocurrirá.

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