A VUELTAS CON LA FELICIDAD (IX) - NEUROSIS

La vida es para disfrutarla. De eso no cabe la menor duda. Sin embargo, constituyen multitud las personas versadas en el arte de amargarse la vida mediante la tortura mental. Neurosis se denomina esta enfermedad. Porque de eso se trata, precisamente, de una enfermedad muy difícil de controlar.

El neurótico es persona aquejada de una etiología psíquica, en ningún caso biológica. Son personas que manifiestan una extraordinaria necesidad de sentirse amados y aceptados. Por ello intentarán llamar constantemente la atención; al mismo tiempo buscarán afanosamente el reconocimiento. Es decir, dependen absolutamente de la opinión y actitud de los demás. Lo que viene a significar que este tipo de personas difícilmente alcanzarán la felicidad.

Porque estarán constantemente comparándose con aquellas personas que tienen éxito, buscando la perfección en todo lo que realizan, y sufriendo lo indecible cuando no lo consiguen. Además, son personas que se consideran a sí mismas autosuficientes, porque les cuesta admitir que necesiten a alguien. En realidad, todo esto no es otra cosa que los mecanismos con los que el neurótico intenta tapar su profunda condición de auténtica inferioridad.

Evidentemente, no es nada fácil superar esta grave patología, y casi imposible hacerlo sin el concurso de ayuda especializada. Pero sí existen actitudes personales que ayudan a mejorar. Entre ellas la de no quedarnos con nada en la mochila, ser capaces de renunciar a la mayor parte de las cosas; porque quitarse un montón de todo eso que llamamos “comodidades” proporciona una gran sensación de dominio que influirá poderosamente contrarrestando la necesidad de perfección.

Hay que tener en cuenta, también, que las emociones que sentimos son producto de nuestro pensamiento, de nuestras propias evaluaciones. Porque la percepción de la realidad siempre estará en función de cómo decidimos reaccionar ante ella. Por tanto, puede ser modificada por nuestro propio pensamiento. Y podemos modificarla para bien o para mal; al final esto es una elección, por muy inconsciente que ésta sea.

La persona aquejada de neurosis siempre tenderá hacia una percepción negativa de la realidad. Terapia, por tanto, será el ejercicio consciente por modificar esa percepción autodestructiva.

Otra cuestión que puede ayudar, y no poco, es poder rodearse de verdaderos amigos. Para ello es necesario saber conocer la condición de las personas. Porque no todos los amigos son iguales; unos son buenos para estar lejos, otros para estar cerca. En todo caso pocos serán los que sirven como buenos. Saberlos conservar es más importante que hacerlos nuevos. En todo caso, el mayor desierto siempre será el vivir sin amigos. Algo que al neurótico le suele suceder con demasiada asiduidad.

En resumen, enemigo de la felicidad es la condición neurótica del individuo, terrible condición de la que sin embargo se puede salir. Con ayuda especializada, con esfuerzo personal para cambiar la percepción de las cosas, y con buenos amigos que nos apoyen y nos quieran ayudar. Y si no los tienes de esa condición, lo que hay que hacer es cambiar de amistad.