EL CONSEJO DE THOREAU - Momentos para discrepar

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jueves, 5 de mayo de 2022

EL CONSEJO DE THOREAU

Waldem 
Es un hábito previo a mis lecturas conocer un poco de la vida y trayectoria del autor. Hábito o costumbre que adquirí, hace bastantes años, cuando leía asiduamente a Henry David Thoreau, el gran pionero del pensamiento ecologista. El filósofo exigía a cada escritor que se proponía leer, un sincero y sencillo relato de su vida; algo así como lo participaría a los suyos si viviera en tierras lejanas. Una costumbre que arraigó con fuerza en mi corazón ¡Se llega mejor a cualquier lectura cuando se conoce algo del autor!
Naturalmente, en el momento presente, y a diferencia de lo que pudiera ocurrirle a Thoreau, para mí, como para cualquier lector actual, acceder a un mínimo currículum del autor consiste solo en una cuestión de segundos gracias a Google o a cualquier otro buscador digital. Por lo tanto, es una práctica que recomiendo a cualquier lector, sea principiante, o no; participante de éste hábito, o no. Casi podría garantizarle que en pocos días se habituaría tanto a esta técnica que le resultará imposible comenzar a leer sin antes conocer al autor.
Pero si esa es una recomendación de las de Perogrullo, quizá resulte de mayor enjundia aquella de recomendar a los escritores incluir en sus textos unas pequeñas introducciones en las que puedan explicitar a sus futuros interlocutores-lectores los objetivos, las dudas o cuitas que le ha suscitado la elaboración de su obra en cuestión. Y eso a través de sus diversas fases, tanto desde el momento en que surge en su cabeza la idea inicial, hasta los momentos de su inicio, progreso y resultado final.
Con ello, el autor, estará interrelacionando y compartiendo con el lector su proceso de creación, sus investigaciones, las dudas y cuitas que le ha suscitado la elaboración de la obra en cuestión. En definitiva, estableciendo una especie de comunicación personal con el concreto lector. Una comunicación con la que el escritor pretende explicitar el impresionante proceso de trabajo, investigación y creación que, pese a que pueda haberle resultado muy placentero y enriquecedor, siempre supone un intenso esfuerzo de perseverancia y voluntad; proceso que le ofrece al lector tan solo por el mero deseo de compartir con él sus conocimientos y opinión.
No es costumbre habitual, desde luego, encontrar estas pequeñas introducciones en los textos publicados. No resultan materia ortodoxa en los cánones del hacer literario, al considerarse que el autor que explicita su obra solo justifica una mala literatura.
Pero eso es como todo, para mí, concretamente, una mera opinión con la que desde luego no coincido. Tal vez por ello, me llenó de satisfacción encontrarme con lo que al respecto opinaba Thoreau. Opinión con la que no solo coincido, sino que además recomendaría a todo escritor. Y ello, porque al igual que le pediríamos al lector concentración en la lectura y su mayor atención, el autor debería ofrecer al lector, no solo su obra en concreto, sino también sus pensamientos, sus objetivos y causas, además de su sincera opinión. Ese es el consejo que nos dejó un sabio como Thoreau; y esa es también mi humilde opinión.

2 comentarios:

  1. Mariano, me gustan tus disertaciones! E igualmente mi hijo está consultando tus obras de España en Guerra, pues le es de mucha ayuda los planteamientos que haces, para sus clases de historia. GRACIAS.!!!

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