A VUELTAS CON LA FELICIDAD (I) - LA CULPA - Momentos para discrepar

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sábado, 17 de agosto de 2019

A VUELTAS CON LA FELICIDAD (I) - LA CULPA

Creo que la mayor constante de todas las filosofías que en el mundo han sido y serán, consiste en intentar dar respuesta a esa búsqueda central de todos los seres humanos orientada a encontrar su felicidad. Nada tan deseado; y sin embargo, nada tan esquivo ¿por qué resulta tan difícil encontrar la felicidad?
LA CULPA
El nefasto sentimiento de culpabilidad
Pues si todo el compendio filosófico ancestral no ha conseguido dar una respuesta exacta y única al estado del asunto, mucho me temo que no voy a encontrarla yo, por mucho que me apetezca reflexionar sobre la cuestión. Y vengo a ello porque siento que ando en uno de esos trances —debe de ser porque ya percibo próximo mi paso a la jubilación— en los que uno se hace preguntas “estupendas” del estilo de ¿cuándo la vida se me pasó?, y otras lindezas por el estilo, que a menos que sepas respondértelas, te abocarán, seguro, a una sucesión de crisis de ansiedad, cuando no, directamente, a una depresión.
Y en esas respuestas que uno busca, siempre surge un común denominador que insiste en la felicidad como la base esencial del valor de la vida: porque al final todo se reduce a considerar si has sabido ser feliz o no.
Así, pues, la cuestión es trascendente y hasta esencial para todo ser humano. Por ello, indagar en aquellas cosas que pueden influir en la felicidad no parece ser un trabajo banal, aunque sí complicado. Porque, curiosamente, resulta mucho más fácil averiguar qué cosas se oponen, dificultan o impiden la felicidad, que intentar enumerar cuáles la posibilitan hasta hacerla realidad. Lo que me llevará, necesariamente, a procurar centrarme en esa faceta negativa de los condicionantes cotidianos que se oponen a la felicidad.
Bien, pues uno de esos condicionantes negativos, lo es, sin duda, el sentimiento de culpabilidad. La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede experimentar el ser humano. Supone la diferencia entre lo que se hace y lo que se debería haber hecho; o más bien, el juicio que nosotros mismos forjamos sobre lo que queremos y lo que deberíamos hacer según las normas imperantes; en realidad, una especie de boicot sobre nosotros mismos.
Vivir con sentimiento de culpa supone una auténtica condena a la insatisfacción en la vida. Por tanto, saber desprenderse de esos sentimientos constituye un atajo hacia la búsqueda de la felicidad. Algo que solo alcanza a conseguirse cuando la persona logra encontrar los equilibrios necesarios, tanto en su aspecto físico, como emocional, intelectual y hasta espiritual. Es decir, un trabajo constante en el condicionamiento personal que, desde luego, en la superficialidad de los valores de la sociedad actual, pocas veces se logrará ¿Será por eso por lo que existe tanto sentimiento de culpabilidad?
Pero con todo, no es lo más terrible sentir culpabilidad, pues al fin todos la sentiremos en algún momento dado. Lo terrible es no saber apartarse, soportar continuamente a nuestro alrededor, a esas personas que influyen sobre nosotros transmitiéndonos culpabilidad. Un género que suele abundar entre “amigos” y familiares.
No has recibido alguna vez mensajes del estilo: “No está mal, pero podría estar mejor” “Mi pena es más grande que la tuya”, que es tanto como decir que hagas lo que hagas nunca será suficiente para contentar al otro; o que buscabas un consuelo y de repente te encuentras consolando a tu interlocutor… En realidad, manipulaciones del otro, o los otros, hacia ti. Y existen muchas de este tipo.
Pues bien, son estas personas “mete culpas” las que debemos apartar inmediatamente de nuestro alrededor, porque su toxicidad constituye, desde luego, una clara barrera entré tú y tu felicidad.
En resumen, merecemos ser felices. Y todo esfuerzo realizado en el ánimo de conseguirlo merece la pena y tiene valor. Por tanto, hay que saber desprenderse de las culpas propias, de tanto falso paradigma con respecto a la culpabilidad como hemos recibido sin cuestionarlo; pero, sobre todo, de lo que hay que saber desprenderse es de tanto elemento tóxico que traslada culpabilidad.
Así que, dale una vuelta a tus contactos y grupos del WhatsApp y comienza a eliminar de ellos a ese tipo de gente tóxica, comenzando por aquellos que nunca se alegran de tus éxitos ¡Verás cómo poco a poco todo eso influye positivamente en tu felicidad!

1 comentario:

  1. Sin duda el "Mete culpas" es un personaje que campo a sus anchas en la sociedad digital en que vivimos ya que le proporciona un escape fácil a su frustración ¿Seamos e intentemos ser felices?

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