FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XLIV) - ESTOICISMO: UN ALIADO CONTRA LA ANSIEDAD - Momentos para discrepar

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martes, 16 de marzo de 2021

FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XLIV) - ESTOICISMO: UN ALIADO CONTRA LA ANSIEDAD

MARIANO VELASCO LIZCANO
Vegas del Záncara (Alcázar de San Juan)
He tenido la suerte de poder leer durante estos últimos días, una emocionante declaración de una persona diagnosticada de trastorno de ansiedad generalizada, y de cómo ha conseguido, pese a ello, llevar una vida razonablemente productiva y el papel que la filosofía estoica ha jugado en ese logro.
La ansiedad, como el miedo, es una respuesta evolutiva a las amenazas de nuestro entorno. Nos ayuda a mantenernos alerta en las circunstancias que entrañan peligro. Pero cuando esta sensación de ansiedad se vuelve abrumadora e irracional, se convierte en un problema grave en forma de trastorno de ansiedad, una enfermedad que afecta a las personas poniéndolas en un constante estado de inquietud y aprensión.
Nuestro anónimo declarante afirmaba que recordaba ser desde siempre una persona ansiosa, pero solo moderadamente ansiosa. Algo que no interfirió mucho en su vida, hasta que sus traumas personales, en los últimos años, hicieron que esa ansiedad moderada se disparara a la desesperación real. Y la situación se intensificó a medida que avanzaban los meses; le invadió un miedo constante a innumerables cosas, a pesar de conocer, racionalmente, que la mayoría de esas cosas nunca sucederían. Ello causó estragos en su mente, hasta el punto de impedirle respirar con normalidad. Llegó, inclusive, en pensar en poner fin a su sufrimiento.
No obstante, fue capaz de tomar una decisión: ¡decidió volver a la vida! Así que lo primero que hizo tras recibir su diagnóstico, fue dar el paso más crucial; su aceptación. Tenía un problema de salud mental y no podía huir de este hecho. Así que procuró afrontarlo y tratar de vivir su vida lo mejor posible. Para ello, decidió comenzar un proceso de eliminación de hábitos tóxicos, y adoptar otros nuevos más positivos.
Uno de esos nuevos hábitos fue leer filosofía estoica. Y comenzó leyendo a los tres autores más importantes: Epicteto, Séneca y Marco Aurelio. Y como era de predecir, enseguida quedó fascinado por la facilidad de aplicación a su propia vida de los postulados del estoicismo. De modo que comenzó a tratar de adoptar el espíritu estoico en su rutina diaria.
Lo primero fue ajustar su forma de pensar: aceptar el hecho de que su sufrimiento no era culpa suya ni de nadie; era, simplemente, el curso natural de la providencia. Para los estoicos, la providencia es el principio de la realidad existente, la que coordina el curso de las cosas, y por supuesto, entre ellas, el trivial destino humano. Por tanto, no tenía sentido lamentar cosas sobre las que uno no tiene control.
Después de eso, comenzó gradualmente a aprender a preocuparse de las situaciones que realmente estaban bajo su control, intentando dejar de lado las preocupaciones innecesarias sobre cualquier otra cosa. Ello, unido al intento de convertirse en un hombre más moderado, justo y racional. Para conseguirlo utilizó algunas de las reflexiones estoicas:
 • Recuerda que debes morir. Por tanto, vive una vida virtuosa, explora su potencial, y no retengas nada, porque un día morirás. No importa lo rico, famoso o poderoso que seas, porque tu destino es irremediable, al igual que para todos los demás. No tiene ningún sentido que pierdas el tiempo en cosas pequeñas, como lo que la gente piensa de ti, porque en el gran esquema del mundo esas cosas no significan casi nada. El tiempo es limitado: hay que gastarlo en proyectos significativos.
 • La ansiedad es capaz de hacernos pensar que cuando algo no sale según nuestros planes, estamos condenados al fracaso permanente. En realidad, son muchas las cosas que no van a funcionar según nuestros planes. Y de ello no suelen resultar adversidades tan terribles. En realidad, al contrario, y a la larga, suelen resultar cosas buenas de ello.
El cambio de nuestro protagonista no fue rápido ni fácil. Pero lentamente, y con el paso de los años, logró avances importantes para lidiar con su ansiedad. También lo fueron, entrar en terapia, hacer ejercicio regularmente, cambiar su dieta, y establecer vínculos nuevos y edificantes. Ello no le hizo un estoico perfecto, ni evitó que a veces volvieran a regresar sus episodios de ansiedad. Pero ya lo entendió como normal: tenía un problema médico y su tratamiento requería tiempo y paciencia.
En consecuencia, llegó a la conclusión, de que el estoicismo es una herramienta poderosa contra el sufrimiento mental. Algo que yo mismo comparto en su totalidad.

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