Escribo porque me encanta escribir; pero sobre todo escribo porque tengo que expresar todo aquello que siento; también lo que aprendí. Aunque soy consciente de que no controlo los resultados. Sé que no depende de mí si lo que escribo gustará, de si se leerá, si el público aceptará su contenido, o si por el contrario suscitará rechazo o aversión.
Lo que sí depende de mí son mis propios juicios sobre ello, su concordancia con mis valores, y las decisiones que tome sobre si he de actuar o no actuar. En definitiva, tengo que reconocer que, si estoy contento con mi trabajo, debo estar preparado para aceptar cualquier resultado con ecuanimidad.
Pero esto no ha sido una constante en mi vida, sino todo lo contrario. Podría valorar por décadas, la rabia y frustración que sentía tras publicar cada obra sin recibir el menor aprecio o atisbo de éxito. Circunstancia que me hizo harto infeliz.
De modo que reflexioné sobre ello, para llegar a la conclusión de que me estaba equivocando ¿Cómo podría mejorar mi actitud? La respuesta la encontré leyendo a los estoicos, tanto griegos como latinos. Después, interesado no solo en su filosofía, sino en su propio modelo de vida, llegué a descubrir el estoicismo moderno.
Momentos para el diálogo (III)- Estoicismo moderno para la vida actual, supone un intento de adentrarme en el conocimiento de esa actual corriente filosófica, a través de reflexiones cortas sobre problemas cotidianos que a todos nos atañen.
Ojalá sirvan también para suscitar en usted, querido lector, el encuentro con una forma de pensar cuyo único objetivo consiste en ayudar a vivir mejor.
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Constituye un referente importante en esta serie de Momentos para el diálogo, incluir una parte de material gráfico en cada una de las entradas. Ello, en un principio, intentaba alcanzar dos objetivos: el primero, amenizar la lectura con la propia imagen gráfica; el segundo, reforzar con dicha imagen el propio sentido del texto. Segundo objetivo, por cierto, que resultó harto complicado, pues no fueron pocos los casos en los que costó más trabajo encontrar la imagen adecuada, que escribir el propio texto. Y todavía, aun cuando la encontraba, no gozaba de ninguna garantía de que el lector pudiera establecer la relación entre el texto y la imagen que yo imaginaba que podría encontrar.
De modo que, en esta tercera aportación a la serie, en principio pensé romper con lo anterior, y no incluir en ella imagen gráfica. Pero luego reconduje mi análisis y valoración para llegar a la conclusión de que, con ello, perdería una parte importante de su potencial. Porque la imagen siempre amenizará la lectura; y si no puede conectar con el sentido filosófico del texto, al menos sí que podrá incidir en otra de las principales acciones que, desde hace tres décadas, viene a significar como una especie de constante en mi obra y hacer. Y esta no es otra cosa, sino la mayor difusión y el conocimiento de mi patria chica —La Mancha—, en sus aspectos ecológico y social, siempre opacados por la tradición quijotesca y cervantina, que, a mi modo de ver, aun significando tanto en su tradición, ha transfigurado la verdadera realidad de esta tierra.
Es por todo ello que, Momentos para el diálogo (III) – Estoicismo moderno para la vida actual, incluye una colección fotográfica propia del autor, con aspectos culturales, paisajísticos, etnográficos, ecológicos y sociales de La Mancha. Espero que ello merezca la aprobación del lector. Al menos, esa y no otra ha sido mi intención.
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El estoicismo no es algo desfasado, ni tampoco pensamiento de moda para unos cuantos iluminados o desubicados del mundo actual. Es tan solo, conocimiento y lógica racional para entender la vida y ser capaces de vivirla algo mejor.
Así, pues, el estoicismo moderno no es otra filosofía más, impresa en libros, revistas, artículos; es algo para hacer y practicar. Es una llamada a nuestras acciones para vivir con dignidad y altruismo. No se trata de promocionar ningún “credo”, sino de practicar autorreflexión de forma honesta para tratar de mejorarnos a nosotros mismos y saber revertirlo a la sociedad. Se trata de reflexiones fáciles, actuales, que nos ayudan a superarnos y a crecer. Y, además, tienen el marchamo de la experiencia contrastada ¡Dos mil años de antigüedad! Porque todas estas reflexiones, aplicadas al momento actual, las cultivaron los estoicos; que es lo mismo que decir que forman parte del conocimiento y saber universal.
Aunque, evidentemente, las costumbres no son inmutables, ni tampoco universales. Los estoicos, en su época, eran gente de su tiempo. No consideraban a la mujer como ser libre e independiente. Tampoco conocían un concepto de justicia a nivel social. Por tanto, el pensamiento estoico actual, ha de adaptar sus principios considerando sus normas una filosofía viva, evolutiva, ética y práctica. De modo, que los interesados en conocer este tipo de pensamiento no podrán conformarse con leer a los clásicos, sino que deberán leer, sobre todo, a los modernos. Y estas son las convicciones que me animan a seguir escribiendo estos breves post, meros remedos de filosofía. Porque, aunque hunden sus principios en los fundamentos filosóficos clásicos y tradicionales, jamás me permitiría la soberbia de considerarlos filosofía; si acaso reflexiones; meras reflexiones de alguien al que le gusta pensar qué y cómo hacer para vivir mejor. Pero, sobre todo, lo que más me gusta es poder compartir este tipo de reflexión.
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