Cuando alguien desea acercarse al estoicismo de forma inicial, los primeros postulados que debería plantearse podrían ser:
• Debo entender la diferencia entre lo que puedo y no puedo controlar, y centrarme en lo que puedo controlar.
• Tengo que comprender que no son los hechos o las cosas, las que me afectan, sino la interpretación que hago sobre ellas.
• He de mantener una conducta ética y llevar una vida feliz; porque eso es algo a mi alcance si trabajo en el desarrollo de mi propio carácter.
• Puedo trabajar para cambiar mi estado natural, egocentrista, al de la racionalidad y la virtud.
Esto es, el estoicismo nos pide que no nos engañemos sobre lo que realmente podemos y no podemos controlar. En demasiadas ocasiones somos excesivamente optimistas sobre el control que podemos ejercer sobre lo que nos sucede. Este exceso de optimismo suele llevarnos a la frustración o a la decepción.
Exactamente igual, el estoicismo trata de afrontar esas situaciones que nos llegan a parecer insoportables ¿Te encuentras como atrapado? ¿Te parecen todos los días iguales? ¿Piensas que nada de lo que puedas decir o hacer importa? ¿Esto te resulta terrible? ¿Te parece una maldición?
Pues lo más probable es que ni sea terrible, ni sea tal maldición. Lo que sí es seguro es que ello es solo nuestra propia impresión, y que depende de cómo se miren las cosas para que cambien de color.
Porque ¿Acaso tenemos que elegir entre tener una vida feliz; o ser una buena persona? Los estoicos piensan que no, que se pueden lograr ambas cosas. La clave, centrarse en el carácter para lograr sabiduría.
¿Qué es lo que más importa en tu vida y como puedes lograrlo? Hay que lograr el coraje para hacer lo correcto incluso en las situaciones más difíciles; y sobre todo cuando nos sentimos tentados a no hacerlo, o hacer lo contrario; y saber vivir con justicia; esto es, con bondad, con equidad y compasión.
Los bienes externos, como la salud, la fama, la riqueza, no están bajo nuestro control. No hay que despreciarlos si llegan; pero tampoco frustrarnos si no.
Dicho esto, intentemos hacer un ejercicio de cómo pueden aplicarse estos postulados ante la actual pandemia del COVID.
Aceptemos las cosas, dejemos de intentar controlar lo que no podemos; por ejemplo, las instrucciones y órdenes del Gobierno, los confinamientos, los cierres, las limitaciones para viajar. Centrémonos en cambio en nuestro potencial de adaptación: lecturas, contactos virtuales, aquellas cosas que siempre queríamos hacer en casa, pero para las que nunca teníamos tiempo.
Manejemos nuestras emociones, controlemos los sentimientos que nos molestan y busquemos otra perspectiva más útil: ¡Esto no va a durar siempre! ¡Las vacunas nos ayudarán a ir recuperando la normalidad! ¡Ahora puedo ayudar más, porque hay muchas personas que necesitan más ayuda que nunca!
Dejemos de centrarnos en las cosas externas. Durante la pandemia son más difíciles de conseguir. Centrémonos en desarrollar mejor nuestra habilidades y cualidades: aprendamos a tocar ese instrumento que nos gusta; ese idioma que dejamos a medias; leamos a los mejores, y, por último, aprovechemos la pandemia para analizar, ejercitar y realizarnos en un proyecto ético. Seguramente, con ello, no nos convertiremos en sabios estoicos; pero con seguridad, sí en mejores personas.
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