FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XXVIII) - REFLEXIONES PARA ACABAR EL AÑO - Momentos para discrepar

Lo último:

Anuncios adaptables aquí (0)

Anuncios adaptables aquí (1)

jueves, 17 de diciembre de 2020

FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XXVIII) - REFLEXIONES PARA ACABAR EL AÑO

 

No cabe la menor duda de que para muchos de nosotros, 2020, ha sido un año como ningún otro. Así que no resultaría extraño que, al acabarlo, quisiéramos reflexionar sobre nuestras vidas con el fin de intentar dirigirlas mejor durante el próximo. Y son muchos los aspectos sobre los que cabría detenerse para poderlos considerar.
Por ejemplo ¿Qué tal reflexionar sobre algo tan simple y esencial como es vivir con tranquilidad? Epícteto decía: “Empezando por cosas de poco valor, un poco de aceite derramado, un poco de vino robado, repítete a ti mismo: por un precio tan pequeño compro tranquilidad y tranquilidad”.
ESCUELA DE ATENAS
 Escuela estoica de Atenas
Y es que, demasiadas veces, las cosas más nimias nos llegan a causar las mayores alteraciones: la comida que se quema; el vino que se derrama, los amigos que se retrasan; en realidad, banalidades absurdas que alteran nuestra tranquilidad. Es aquí donde nuestra reflexión debería llevarnos a considerar que no son estos sucesos en sí mismos los que nos alteran, sino el juicio que hacemos sobre los mismos. Deberíamos, por tanto, ser capaces de reaccionar ante las explosiones de ira. Hacer una pausa, respirar hondo, observar los sentimientos negativos que crecen y dejarlos ir. Pronto nos daríamos cuenta de que tantas pequeñas cosas que nos irritan, no valen la pena; y sin embargo ¡Cómo nos alteran! ¿Por qué no compramos barato un poco de tranquilidad? —como decía Epícteto—. Empecemos por las cosas más pequeñas, y avancemos desde ahí hasta situaciones más desafiantes cada vez.
Otra cuestión digna de reflexión es la cuestión de los amigos y las compañías. Porque éstas hay que elegirlas bien. Si entras en un sitio con suciedad no podrás evitar ensuciarte un poco. Por la misma razón, si tus compañías son de bajo nivel, no podrás evitar bajar el tuyo. De modo que intenta escuchar y confraternizar con gente de nivel y elevado pensamiento; de este modo elevarás el tuyo. Y esto no es elitismo; es dar de lado a esa soflama de lo “políticamente correcto”, en aras de la franqueza y la sensatez. Aspira a filosofar, aprende a aplicar la razón para mejorar tu vida y propio bienestar; mejorarás también la de tu entorno y comunidad. No debemos perder el tiempo; prestemos mucha atención a lo que hacemos y de quienes nos rodeamos.
Y ya, para ir acabando, cómo no realizar una llamada de atención a aquello que constituye nuestras propias impresiones ¡Examínalas siempre! Porque son solo eso, impresiones. Pregúntate ¿Están bajo mi control? ¡No! Pues entonces no son de mi incumbencia. Hay que tratar de evitar las reacciones emocionales rápidas ante los acontecimientos, las personas y lo que nos dicen. Recordemos que para que algo nos hiera, debemos creer que pueden herirnos. Y si la provocación tiene éxito sobre nosotros, nuestra mente es cómplice de esa provocación. De modo que no respondamos impulsivamente ante las impresiones; tomémonos siempre uno o varios momentos antes de reaccionar. Hagamos una pausa, respiremos hondo, salgamos a dar una vuelta, y veremos como entonces podremos considerar el tema de una manera más desapasionada.
Son reflexiones fáciles, actuales, que nos ayudarán a mejorar. Y tienen el marchamo de la experiencia contrastada ¡Dos mil años de antigüedad! Porque estas reflexiones las cultivaron los estoicos, no se vayan a pensar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar...

Anuncios adaptables aquí (2)