FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XXXVII) - "DELINCUENTES" CONVERSACIONALES - Momentos para discrepar

Lo último:

Anuncios adaptables aquí (0)

Anuncios adaptables aquí (1)

sábado, 20 de febrero de 2021

FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XXXVII) - "DELINCUENTES" CONVERSACIONALES

 

 
Ninguna cosa más propia del ser humano que la comunicación a través del lenguaje. Y, sin embargo, ninguna cosa más descuidada por el ser humano que el cultivo de su lenguaje. Porque, por ejemplo, hemos aprendido a mejorar nuestra alimentación, rehuyendo los productos dañinos que perjudican nuestra salud, seleccionándolos, cocinándolos de manera que conserven sus propiedades; hemos aprendido a controlar nuestros indicadores básicos de salud (tensión, glucemia, etc.); hemos aprendido a realizar ejercicios saludables acordes con nuestra edad. Y sin embargo no hemos aprendido nada en algo tan íntimamente humano y de tanta importancia como es el lenguaje a través de la conversación.
Y de esta manera perpetuamos comportamientos conversacionales tóxicos que tenemos asumidos sin ni tan siquiera ser conscientes de ellos. Y es que está totalmente demostrado que aquellos que no dedican atención a sus palabras, a su estilo de comunicación, a su manera de conversar, tienen más dificultades a la hora de relacionarse con los demás, de manejar situaciones complicadas y/o conseguir la colaboración de otros: y es que, de la manera que conversamos, así nos presentamos.
Estrella Montolío, profesora catedrática de Lengua de la Universidad de Barcelona, ha llegado a acuñar un término específico para todas esas personas incapaces de mantener las reglas de educación que lleva implícita cualquier conversación: los llama “delincuentes conversacionales”.
¿Y quienes serían esos supuestos conversadores delincuentes?; pues fundamentalmente aquellos que se muestran incapaces de escuchar a los demás, los que interrumpen continuamente, los que no saben mantener un tono equilibrado, los que no respetan los temas ni los tiempos; en resumen, todos aquellos que hacen de cualquier conversación un monólogo, que siempre se piensan poseedores de la verdad, que son incapaces de variar sus posicionamientos por muy veraces y documentados que resulten los argumentos del contrario; es decir, la inmensa mayoría de la ciudadanía en general.
La realidad, como decía Schopenhauer, es que en toda discusión pocas veces buscamos la verdad. En general, lo que buscamos es ganar la controversia, o al menos, aparentarlo, sin que importe un ápice el fondo y la verdad que se buscaba en el inicio de la conversación.
Y ésta actitud ante el lenguaje, tiene una importancia fundamental. Porque suele resultar absolutamente agresiva y lesiva para los demás.
¿Cómo nos sentimos cuando alguien nos interrumpe continuamente mientras conversamos? ¿Cuándo ante una exposición de innata alegría, nos responden con un lacónico ¡Ah, qué bien!? ¿Cómo nos sentimos cuando intentamos transmitir aquello que es importante para nosotros, y nuestro interlocutor se pone a contestar un wasap? ¿Cómo nos sentimos cuando el que habla solo sabe hacerlo gritando o elevando exageradamente la voz, como si ello le diera mayor autoridad o credibilidad?
Personas tóxicas a evitar, delincuentes conversacionales, auténticos maleducados faltos de cualquier tipo de modales, urbanismo y respeto por los demás.
¡Ay, cuando aprenderemos a moderar y cultivar el arte del lenguaje y la conversación! Y eso que es la principal manifestación que diferencia a la especie humana del animal.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar...

Anuncios adaptables aquí (2)