FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XXXVI) - DE BALTASAR GRACIÁN, ALGO MÁS

 

No creo haber sido; o mejor, haber sabido ser un hombre pragmático en la vida. Porque de haberlo sido, tengo que reconocer, el resultado sería patético. De modo que siempre, más Quijote que Sancho, cuando releo a Gracián, me deja como un amargo sabor en la boca. Y todo, porque su pragmatismo, por muy estoico que pretenda ser, también constituye un manual de estrategias para sobresalir en la vida con cierta ventaja; esto es, superando en inteligencia práctica a los demás. Y a mí, lo que me gusta, es aprender del ejemplo que dimana de la acción y del hacer de los excelsos, y practicar sobre lo que debería hacer según surge la ocasión.

Pozo de Tello (alcázar de San Juan)

Pero también soy consciente de que el modelo estoicista que representa Gracián, tiene muchísimos adeptos y seguidores. Y ese es el motivo de que crea en la necesidad de comentar sus postulados en este tipo de post.

“No basta con ser inteligente. Se precisa la predisposición del carácter”

Qué lamentable ver a esas personas sobradamente preparadas y cualificadas, que lo echan todo a perder porque no son capaces de saber afrontar una entrevista de trabajo, o porque intervenir en grupos, coloquios, y/o afrontar el hecho de hablar en público, les supone una situación imposible de afrontar. ¿Por qué permiten que su pusilánime carácter le prive de las mejores oportunidades e inclusive de tener una vida normal? La predisposición de carácter, en ocasiones, es algo innato. En la mayoría de los casos es fruto de un enorme esfuerzo de voluntad. Haríamos bien en recordar a Demóstenes, tartamudo de nacimiento, que práctico durante años, metiéndose guijarros en la boca y sujetando un cuchillo en los labios, hasta lograr ser el mejor orador de la Grecia clásica.

“Cada día uno se va perfeccionando, en lo personal y en lo laboral, hasta alcanzar el punto más alto”

Aunque no siempre, ni esto se consigue de forma automática e inevitable. Tan solo ocurre cuando existe un esfuerzo, un afán de superación, y se tiene ganas de alcanzar lo mejor que uno puede dar; sea en su profesión, sea en la relación con los demás.

“Modera la imaginación”

La “loca de la casa” la llamaba Santa Teresa. Y qué no es capaz de proponer la imaginación: desde las mayores desgracias, hasta los más anhelados puestos de prestigio social. Fuente importante de infelicidad, sea por miedo o por deseo, presentándonos como ciertas, cosas que, en la mayoría de las ocasiones no nos ocurrirán ¡Aprendamos a controlar y moderar nuestra fantasiosa imaginación!

“Procura no obrar siempre igual”

Es el modo de confundir a los demás; de que nunca lleguen a conocerte, de evitar su influencia por su importante conocimiento de nuestro ser. Unas veces se debe actuar de primera intención; otras de segunda. Las piezas hay que moverlas, no como espera el contrario; mucho menos como lo desea. Aunque, pensándolo bien, esta forma de pensar ¿es estoicismo, o es más bien cinismo?... En fin, cosas de Gracián.

“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”

Más que cantidad debemos buscar calidad; mejor lo intenso que lo extenso. Algunos escriben y estiman sus obras por su corpulencia ¿Parece que quisieran ejercitar sus brazos más que su ingenio?

"Tratar siempre con aquellos de los que se puede aprender”

Sean amigos, libros, programas, o conversaciones. Pero no solo tratar con ellos, sino aprender a escuchar de ellos y a reflexionar sobre lo que nos dicen o nos cuentan. De esta forma estimularemos el pensamiento crítico y personal, conformando como focos de virtud en este yermo páramo de mediocridad actual.

Y bien, de nuevo hemos llegado al límite de extensión de estos post, aunque todavía  queda mucho Gracián.

Quizá debamos de volver a él en alguna otra ocasión.

Detalle brocal. Pozo de Tello (Alcázar de San Juan)