Lo confieso, he vuelto a releer Guerrilleros. No sé si por tercera o cuarta vez. El motivo: un comentario de un lector de Amazon. Dice éste lector: “El libro se lee mejor como historia que como novela, donde falta desarrollo de personajes y un hilo argumental alternativo a los hechos históricos”. La valora en tres estrellas; es decir, pese a su crítica, la considera una buena obra.
Como escritor, soy de esos a los que les preocupa, exclusivamente, aquellos comentarios que indican algún fallo, algún error. Y aunque en ocasiones puedan molestarme, e incluso hacerme pensar que han sido realizados con mala fe, pronto recapacito al recordar que, culpar a los otros por nuestros fallos, es de ignorantes; mientras que culparnos a nosotros mismos, significa comenzar a instruirnos.
Así que, en seguida me pongo a pensar ¿por qué ese lector, que ha tenido la enorme gentileza de dedicar parte de su valioso tiempo a leerme, ha llegado a esa conclusión? E inmediatamente me pongo a buscar esas razones; y a corregir, si ello es posible.
Y este es el motivo de esta nueva relectura de Guerrilleros; para intentar ver, según mi apreciación, si es verdad que falta desarrollo en los personajes, e hilo argumental en los hechos históricos implícitos.
Y llegado este momento, lo primero que debo admitir es que, cuando decidí escribir Guerrilleros, con ello estaba afrontando un nuevo reto en mi dilatada trayectoria. Y este no era otro que el de dar un salto para afrontar el hecho de intentar escribir novela histórica. Así que parece lógico que este primer intento pudiera adolecer de algunos fallos o defectos.
Me documenté mucho, muchísimo, para afrontar este título. Tanto que, al trasponer al texto estas investigaciones, necesariamente, la cronología histórica adquirió un protagonismo esencial; con seguridad de tanto o más peso que los propios personajes. Así que, debo aceptar el hecho, como bien indica mi crítico lector, de que probablemente, en la obra, predomina la historia. Lo que ha de indicarme que, aquel primer intento, consiguió una “historia novelada”; que no es lo mismo, ciertamente, que una novela histórica. Pero eso tampoco es algo que permita restarle ningún valor ni interés. De hecho, y después de tantas lecturas, estoy, sinceramente, convencido de su correcta técnica, expresión y capacidad formativa en forma de esparcimiento o diversión.
Sin embargo, respecto a la opinión de que falta desarrollo de los personajes e hilo argumental entre ellos; aquí sí que debo diferir de esa opinión crítica. Porque, sinceramente, encuentro los personajes absolutamente desarrollados técnicamente. Y si no mantienen un hilo conductor entre ellos, es porque no lo tuvieron. Participaron en una misma guerra; pero no tuvieron contactos entre sí, salvo el de odiarse mutuamente. Por eso cada personaje configura su propia historia.
En resumen; y en mi opinión, si Guerrilleros podría ser calificada como una historia novelada, también es cierto que ésta resulta tremendamente fiel a los hechos; hechos que se leen con enorme facilidad, precisamente porque mantienen una importantísima carga novelada.
De modo que, definitivamente, Guerrilleros, es un texto que pienso no debo modificar, al menos en el momento actual. Aunque eso no signifique, precisamente, que no considere y agradezca las críticas. Al contrario, las agradezco tanto, que desearía más. Pero eso no ha de impedirme el permiso de recomendar la lectura de esta obra a todos aquellos amantes de la historia; en especial, a todos los interesados en la época de las guerras que protagonizó Napoleón.
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