FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XLI) - ENRIQUECIMIENTO PERSONAL - Momentos para discrepar

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domingo, 7 de marzo de 2021

FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XLI) - ENRIQUECIMIENTO PERSONAL

MARIANO VELASCO LIZCANO
 
Séneca decía que quien dedica todo su tiempo a su propio enriquecimiento, aquel que dirige cada día como si fuera el último, ni suspira en él, ni lo teme. Y es que, en realidad, la vida se extiende mucho para el que sabe disponer bien de ella, porque no es corto nuestro tiempo, es que despilfarramos mucho. Y las cosas importantes siempre las podemos consumar.
La clave estoica de vivir un largo tiempo consiste en dedicar todo él a aquello que nos enriquece como personas, sin pensar cuan larga o corta será su duración.
¿Y qué cosas son aquellas que nos enriquecen? O lo que es lo mismo ¿Cuáles son las cosas que no nos enriquecen?
Pues una de las cosas que menos nos enriquecen es esperar; esperar recibir algo del futuro, de los acontecimientos, o de alguien. Porque cuando se espera el mañana, se anhela el futuro, y cómo lo que se espera no suele llegar, a cambio frustra y desespera. Mientras tanto nos perdemos el hoy.
Otra de las cosas que nunca nos enriquece es la queja. Y hoy nos solemos quejar de casi todo. Parece como si hubiéramos perdido la capacidad de tolerar al prójimo. Pero vivimos en sociedad. Luego, entonces ¿por qué ha de molestarnos todo? ¿Acaso hemos perdido la capacidad de autocontrol? ¿Hemos convertido la queja en nuestra válvula de escape permanente?
Y qué recibimos a cambio de esta tendencia a quejarnos, salvo desprecio, enfrentamientos o enfados. Deberíamos pensar más a menudo en estas cosas, que no nos enriquecen, y comenzar a apartarlas de nosotros. A cambio, deberíamos discernir claramente qué cosas nos elevan, nos hacen felices, y por tanto nos enriquecen.
Hemos nacido con el gran poder de preocuparnos por hacer algo que mejore las condiciones de un mundo imperfecto; tenemos el poder de preocuparnos por las pequeñas cosas hermosas y cotidianas. Así que, por qué tantos desprecios; trabajemos y cultivemos la quietud, reduzcamos nuestras prisas y velocidad, tratemos hacer una sola cosa cada vez, pero, eso sí, hagámosla bien. No hay nada tan triste ni decepcionante que aceptar siempre las cosas tal como son. Porque entonces nos volvemos incapaces de hacer ningún esfuerzo por mejorarlas. Es igual que lo que le ocurre al poderoso, que se vuelve incapaz de compartir; que se empobrece cada día ofreciendo discursos y promesas que sabe que nunca va a cumplir ¡Cuánto vacío en sus vidas!
Cultivemos, pues, tantas cosas que nos enriquecen: el autocontrol; hablemos poco y con corrección; no respondamos a las provocaciones; no discutamos; escuchemos sobre todo, y hablemos lo menos posible de nosotros mismos. Nadie quiere escuchar a quien solo sabe hablar de sí mismo, porque en realidad nadie es tan interesante como se imagina.
Abstengámonos de hacer valoraciones; evitemos hacer juicios de valor precipitados, analicemos los hechos y centrémonos en ellos para analizar los asuntos humanos.
Porque no existe mayor enriquecimiento que lograr el control sobre nosotros mismos; ello supone el triunfo de nuestra fuerza de voluntad.
Y luego, busquemos aquella actividad que nos apasiona. Y por tanto nos eleva y enriquece. Pero no lo hagamos con la intención de perdurar. Hemos nacido para morir. Ocupemos nuestro tiempo, pues, en la mayor utilidad. No busquemos ni esperemos elogios. Seamos felices, simplemente haciendo aquello que nos enriquece.

2 comentarios:

  1. No pudo estar más de acuerfo Mariano, muy buena reflexión la que haces. Lamentablemente el mundo avanza equivocadamente en una dirección bien distinta. En.mi opinión, los grandes poderes que mueven los hilos de este mundo se encargan a conciencia y con verdadero teson de ello, se han preocupado de introducirnos en un mundo ferozmente competitivo donde son los resultados al corto plazo los que marcan las pautas y esto se ha introducido en el ADN de la sociedad adrede y equivocadanente. Lo último que nos queda es la esperanza de que algun día se den cuenta de que se equivocan o nosotros nos convenzamos dexque vamos por el camino equivocado. Fernando García.

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  2. Muy buena reflexión, solemos quejarnos de todo el ignorar lo bueno que pasa en el momento.

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