FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XI) - ALGÚN DÍA MORIREMOS - Momentos para discrepar

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sábado, 8 de agosto de 2020

FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XI) - ALGÚN DÍA MORIREMOS

Hace solo unos días pude leer un artículo publicado en la página “Moderno estoicismo” de la que soy un fiel seguidor. El autor, Harald Kavli, es el organizador de los estoicos de Oslo. Actualmente se encuentra traduciendo a Epicteto al noruego. Y su exposición venía a tratar la visión de la muerte desde el punto de vista del estoicismo actual. Expresaba el autor que debemos reflexionar sobre el hecho de que algún día moriremos. Y no por morbosidad, sino porque ello nos proporcionará orientación sobre cómo vivimos el momento actual.
Öleo de María Arias

Decía Séneca que con lo único que de verdad contamos, es con el tiempo de vida que nos ha sido concedido. Así que deberíamos ser capaces de fijar un precio a nuestro tiempo; saber el valor de un día, conocer que cada día que pasa es un día en que morimos, es un día menos. Porque cada día resta del tiempo concedido.Por tanto, aceptar nuestra mortalidad, reconocer que algún día moriremos, nos permitirá actuar como aquellas personas a las que no les queda mucho tiempo. Y de éste modo, tal vez decidamos corregir errores, no perder tanto el tiempo, exprimir la vida cada día. Al mismo tiempo, ciertos estados mentales, y algunas de las actividades que realizamos, comenzarán a parecernos ridículas ¿Por qué enfadarnos por simplezas y tonterías? ¿Por qué matar el tiempo de cualquier manera?
Tener conciencia de la inevitabilidad de la muerte tiene un efecto inmediato sobre el despertar de la conciencia a la realidad de que el número de días que vivimos es finito. Y si el tiempo es limitado ¿Cómo vamos a permitirnos desperdiciarlo?
Para los estoicos, la duración de la vida no era tan importante como su contenido. Y si estuviéramos de acuerdo con este aserto, la vida tendríamos que plantearla como un proyecto dirigido a alcanzar ciertos objetivos: el tiempo sería el precio a pagar. Luego —como decía Thoreau—, “el verdadero valor de las cosas se mide por la cantidad de tiempo (vida) que nos cuesta conseguirlas”.
Imaginemos, pues, que estamos de acuerdo en que nuestra vida debería ser un proyecto que se cobra tiempo. Pues más nos vale ese proyecto merezca la pena. Y eso no es algo que pueda plantearse desde los primeros momentos, porque los seres humanos carecemos de conocimientos previos; los vamos adquiriendo con la experiencia. Así que tampoco debe preocuparnos el establecer demasiado pronto el proyecto; del mismo modo que nunca será tarde para replantearlo o decidir uno nuevo.
Todo proyecto de vida implicará, necesariamente, reflexionar sobre aquello que es importante para nosotros, y sobre la mejor manera de conseguirlo. También deberemos revisar de forma continua nuestro proyecto de plan a medida de nuestras capacidades y circunstancias cambiantes. Porque debemos tener especial cuidado de no estrellarnos contra los muros; deberíamos saber siempre cuando tenemos que abandonar. Conocer nuestras capacidades implica conocer nuestros límites. El autoengaño es una cualidad harto peligrosa.
De modo que, y por ir acabando ya; valoración de la vida ante la realidad de la muerte; enaltecimiento del tiempo y de su aprovechamiento, y un proyecto o plan de vida, son las recomendaciones del estoicismo actual para alcanzar una vida plena.

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