FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XVIII) - ÉTICA Y SOCIEDAD - Momentos para discrepar

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domingo, 4 de octubre de 2020

FILOSOFÍA Y SOCIEDAD (XVIII) - ÉTICA Y SOCIEDAD

 

La moral y la ética son el núcleo, el baluarte de cualquier sociedad; constituyen la cultura de una nación. Afecta a la forma de cómo nos comportamos como vecinos, en la escuela, en las facultades, en las calles… Y hoy, las creencias morales y las prácticas éticas son más relevantes de lo que eran en la época anterior a Internet: honestidad, integridad, empatía, altruismo, práctica ética son las cosas que nos mantienen unidos como sociedad.
Marco Aurelio decía que los seres humanos nacieron para el bien de los demás; así que, o se les enseña, o se les soporta. Y no deberíamos tener que soportar que nuestra próxima generación, y aún las siguientes, no se eduquen en los valores éticos y morales de aquellos que creemos que son ejemplos de todas las épocas. 


Necesitamos abordar urgentemente nuestra crisis de moralidad y de ética, y para ello necesitamos abordar los problemas de todos aquellos que estando en los gobiernos, no tienen la ética necesaria para servir. Necesitamos aprobar leyes y reglamentos amplios basados en la ética del gobierno para que no peligren los controles y equilibrios de la democracia; para garantizar que los que están en el poder rindan cuenta por sus acciones o faltas de ellas. Porque la obligación de todo político es cumplir con su deber; están obligados a cumplir lo que la naturaleza exige de ellos, y nosotros debemos exigirles que cumplan con su deber. Lo que presupone, como condición previa, que nosotros también deberemos cumplir con nuestro deber: ¿Es tu padre? Pues debes cuidarle, aunque sea un mal padre. Porque todos debemos cumplir lo que la naturaleza exige de nosotros.
Si seguimos las relaciones mutuas establecidas entre los hombres, conoceremos fácilmente los deberes de cada cual. Lo que nos lleva, directamente, a una primera contradicción en nuestras acciones: y es que en la mayoría de las ocasiones nos gusta exigir que nuestros políticos sean honestos y cumplan con su deber, cuando, sencillamente, nosotros no lo hacemos ¿Por qué hemos de esperar un comportamiento diferente en los políticos al de nuestra propia actuación personal?
Es decir, los principios morales y éticos de una sociedad, no fallan tanto a su nivel político como en el conjunto de los individuos que conforman esa sociedad ¡Esa es la realidad! Porque nuestro egoísmo individual ha llegado a extremos tan inusuales que nos sentimos incapaces de aceptar los contratiempos que nos ocurran, haciendo responsables de ellos a todos los demás.
Y, sin embargo, los problemas son parte del destino a la vez que una nueva oportunidad ¿Quién duda que vienen tiempos difíciles? Pues habrá que estar preparados; los tiempos difíciles forjan ciudadanos duros; además, lo que ahora nos preocupa, probablemente no tendrá la menor importancia dentro de un año.
Cumplamos, pues, con nuestro deber; prescribámonos nuestras propias reglas y no nos apartemos de ellas. Porque no se puede esperar que la vida cambie sin un arduo trabajo, sin perseguir lo que consideramos adecuado para nosotros. Hay que buscar lo que se desea, siempre con rigor y en orden con la naturaleza: Eso forjará nuestro criterio ético y moral. Después, sí, después pidamos o exijamos que los demás cumplan también los suyos —incluidos los políticos—. Esa es la verdadera forja ética y moral que debe constituir el baluarte de cualquier sociedad.

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