MOMENTOS PARA EL DIÁLOGO (XI) - SOLEDAD - Momentos para discrepar

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sábado, 16 de mayo de 2020

MOMENTOS PARA EL DIÁLOGO (XI) - SOLEDAD

No todos sufrimos de igual manera esta especie de reclusión a la que nos ha conducido el COVID-19, porque si a todos nos ha roto esquemas y costumbres, a aquellas personas que viven solas —en sus domicilios, en centros de mayores, o encerrados en su propia individualidad—, les afecta mucho más.
Es una evidencia científica constatada que la soledad es el sentimiento que más se opone a la felicidad; y en el momento actual afecta a todos los estratos sociales y a todas las edades. Por tanto, generar condiciones para conectar con los demás, y abrir puertas o ideas para romper esa soledad, es una tarea básica de ayuda a la sociedad.
FOTOGRAFÍA DE HÉCTOR CAMPOS
Hay que partir de la base de que es imposible no ser infeliz en alguna ocasión; esto es lógico y natural. Pero ser infeliz constantemente, esto es una patología a la que conviene poner remedio desde todos los ángulos. Y todo aquel que vive en soledad, vive infeliz cada momento de su vida.
Por eso debemos aprovechar estas nuevas formas de vida social a las que nos está conduciendo la pandemia, muy en especial, la del reencuentro de padres e hijos gracias al confinamiento. Pues está demostrado que el soporte emocional de atención y seguridad que los padres transmitan a sus hijos, influirá poderosamente en sus condiciones de felicidad presentes y futuras ¡No hay nada más hermoso en una familia, que ver a su prole feliz!
Pero hay también otros condicionantes que se pueden potenciar, porque ellos pueden influir en la cuestión de paliar la soledad. Por ejemplo —informa el Instituto Sueco de Estudios sobre la Felicidad—, está demostrado que, a mayor nivel educativo y cultural, menor soledad.
Por lo tanto, hay que tratar de facilitar o aportar medios capaces de ayudar a las personas a enriquecer sus habilidades y conocimientos. Los estoicos decían que había que esforzarse en el cultivo del conocimiento, porque éste es alimento y salud para el alma. Marco Aurelio pensaba que no se podía ser feliz sin el cultivo de la sabiduría. Y la sabiduría no consiste en la acumulación de saberes, ni en las palabras que dices y hablas, sino en los hechos ¡Los hechos! El hecho de actuar para posibilitar ese conocimiento que disminuye la soledad, tanto propia como ajena, y por tanto reducirá la infelicidad de tantas personas.
Somos sociales por naturaleza, aunque parece que nos habíamos olvidado de ello. Sin embargo, el confinamiento nos está animando a compartir. Las nuevas tecnologías hacen posible cualquier tipo de relación: se han creado grupos, se han organizado todo tipo de actividades espontáneas, nos hemos vuelto a comunicar mucho más con familiares y amigos; de alguna manera hemos roto la espiral de la individualidad. Nos hemos dado cuenta que se necesita poco para vivir, y que podemos compartir ayuda y solidaridad con los demás. Qué bochornoso espectáculo el de aquellos que utilizan esta calamidad social para buscar rédito; sean políticos profesionales o ciudadanos comunes, destruyendo la confianza social de los unos en los otros, obviando a tanta gente en apuros, lo sean económicos, o lo sean por soledad.
Tenemos un difícil camino que recorrer, nos guste o no. Pero algún día tendrá un final si lo andamos unidos. De lo contrario, si obviamos nuestra vida en común, sembrando discordia, odio y separación, el camino no tendrá final. Y la soledad más infinita nos envolverá llenándonos de infelicidad. ¡Ojalá que no!

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