LA PRINCESA DE HIELO

Definitivamente, considero que el actual momento literario pasa por la novela negra de ficción. No solo se lee, y vende muy por encima de otros géneros, sino que además suele dar el salto inmediato a la gran pantalla o a las series televisivas, alcanzando, de este modo, las cumbres del éxito y la fama en meteórica ascensión.

Y no cabe duda de que, si triunfa y vende, es porque gusta y además tiene valor. Así que, poco a poco, no me queda otra que ir cambiando mis opiniones sobre el género en cuestión. Me ocurrió con La tristeza del samurái, de Víctor del árbol, y con La suerte de los idiotas, de Roberto Martínez Guzmán, descubriendo con estas obras, no solo dos buenas novelas, sino dos buenos escritores también.

 

La princesa de hielo, de Camilla Läckberg, ha sido otro de esos descubrimientos inesperados; una escritora sueca que en pocos años ha logrado convertirse en todo un referente de la novela negra escandinava, con más de veintitrés millones de ejemplares vendidos por todo el mundo.

Camilla Läckberg nació en 1974 en Fjällbacka, un pueblo de la costa oeste de Suecia. El nombre del pueblo deriva de la cercana montaña de Fjállet, y se fundó en el siglo XVII. Es famoso en el país por sus calles adoquinadas, sus casitas de pescadores pintadas de rojo, y el marisco. También cuenta con un importante número de islas próximas que son perfectas para explorar en kayak. Salvo en verano, su población no llega a los mil habitantes.

Camilla, estudió ciencias económicas en la Universidad de Gotemburgo, profesión que ejerció hasta que, con el éxito alcanzado con La princesa de hielo, su primera publicación, pudo dedicarse por completo a escribir las novelas de misterio que siempre deseó. Su éxito fue fulgurante.

Fjällbacka reúne todos los ingredientes para trasladar al lector la imagen de vida de la sociedad rural de Suecia; un lugar en donde el lector puede sospechar que tras la amabilidad impostada de los vecinos pueden ocultarse todo tipo de cosas, incluso las más oscuras. Por eso, cuando Erica Falek, una escritora que ha heredado la casa de sus padres, regresa a su pueblo natal, y descubre que su antigua amiga de infancia, Alex, ha sido hallada muerta, aparentemente como causa de un suicidio, Erica, intrigada por las razones de que una persona tan vital como Alex se viera empujada a ello, comienza su particular investigación. Lo que le llevará a encontrarse con el detective Patrick Hedströn.

Hay que considerar que el rasgo cultural de los países nórdicos consiste en que la gente es muy celosa, tanto de su privacidad, como de guardar las apariencias de puertas para afuera: lo que sucede en casa, no debe salir nunca. La sociedad nórdica ha sido educada para formar individuos independientes, solitarios, adaptados a la dura climatología. Pero los seres humanos somos sociales por naturaleza, necesitamos relacionarnos con los otros. La ruptura cultural con el vínculo social puede llevar a trastornos del comportamiento, produciendo agresividad o desviaciones mentales. De modo que, atendiendo a esta singularidad, resulta imposible penetrar en los personajes, porque solo el narrador conoce sus verdaderos pensamientos y destinos.

Y camilla Läckberg juega magistralmente con esa baza; cambiando los enfoques, ángulos y perspectivas del narrador. El resultado es una trama apasionante, con unos personajes secundarios que, en algunos momentos, llegan a cobrar importancia similar a los principales dentro de la trama. Ello, unido a unas magníficas descripciones de la tierra, permite al lector situarse en los fríos y bellos paisajes escandinavos.

Vocabulario sencillo, frases cortas, ritmo fluido, y un gran manejo de la intriga apoyada con algo de sexo, logran una narración de las que enganchan e invitan a seguir leyendo, centrando la atención del lector en cada momento. En resumen, una autora y una novela de esas que, sin grandes pretensiones, gusta leer.